Los padres víctimas de denuncias falsas por violencia de género denuncian como la instrumentalización política aleja a 3.000 personas de la lucha por los derechos de los niños

“Los afectados son gente vulnerable cansada de qué se aprovechen de ellos y hoy han hablado. No la quieren. No le han pedido ni a ella ni a su corte de adláteres que represente esta causa”

Por segundo año consecutivo, los padres víctimas de denuncias falsas por violencia de género, así como aquellos, abuelas incluidas, apartados de sus hijos tras divorcios conflictivos, han sido convocados en Madrid, este 16 de noviembre, para reivindicar los derechos de los menores afectados.

En este sentido, llama poderosamente la atención el desequilibrio existente, en cuanto a participación, entre la manifestación del año 2018 y la del presente: una reducción de 3.000 personas.

Según apuntan fuentes pertenecientes a los colectivos implicados en esta cruzada, existen motivos que señalan a personas determinadas y a un proyecto político concreto como el causante de este estrépito sin precedentes en “una lucha tan limpia como puede ser la defensa de los derechos de los niños a disfrutar por igual de su familia paterna y materna”.

Los efectos de la manifestación del 2018

El pasado 17 de noviembre de 2018, un torrente conformado por más de 3.000 personas dio la cara en defensa de los menores hijos de padres divorciados.

Así, llegados a la capital de España desde todos los puntos de la geografía nacional, esos miles de rostros marcados por el dolor de la ausencia de unos pequeños, desfilaron orgullosos desde el Senado hasta la de la diosa Cibeles sin un solo altercado y “henchidos de orgullo al saberse defensores de lo correcto”, prosigue el comunicado recibido.

A pesar de la nobleza de este propósito, incluso este numeroso grupo de españoles –por millones- , no ha estado a salvo de las “garras políticas de quienes buscan su ambición personal sin ningún tipo de escrúpulos, aun cuando de niños va la cosa”, señalan. Es entonces cuando una abogada gaditana comienza a tener visibilidad, posicionándose tras pancartas, apareciendo en medios e incluso erigiéndose en lideresa de una causa a la que “no ha aportado nada más que la búsqueda de protagonismo y visibilidad”.

En este escenario, irrumpe un partido político que utiliza las estructuras creadas por padres sumidos en “un dolor inerrable” para pedir apoyos a la candidatura de Antonia Alba a unos comicios europeos en los cuales arrancaría poco más de 9.000 votos. Además, surgen voces discrepantes con la letrada, de la que indican que “no es afectada de ningún modo por los asuntos que nos ocupan y muestra una clara predisposición a iniciar una carrera política. Se la ve disfrutar con apariciones en los medios, pero ninguna medida eficaz para el nicho de votantes al que pide el apoyo”.

Estos discrepantes, alertan del conglomerado de personas que conforman el partido emergente, sin ideología y “cobijo de aspirantes a políticos procedentes de la izquierda más radical, así como de condenas a sus más relevantes integrantes”.

La opacidad de IGRE

Se antoja absolutamente necesario que una formación que solicita el apoyo sistemático de quién defiende los derechos de niños, tenga los bolsillos de cristal y no parece ser el caso.

Resulta imposible conocer el número de afiliados de qué disponen. No se conocen sus ingresos, “pero sí que han pasado de acudir a las manifestaciones con bocadillo en papel de aluminio, a pernoctar en buenos hoteles y visitar restaurantes cuando los derechos de los niños les requieren”.

Así señalan muchos padres afectados la singladura política de quién “se empeña en caer bien y abanderar una lucha para la que nadie la ha llamado”. Y así parece que es, a tenor del fracaso de una concentración que si el año pasado congregó a más de tres mil personas, éste debería haberse lanzado hasta las diez mil, como poco. Pero, indica la nota de prensa, “los afectados son gente vulnerable cansada de qué se aprovechen de ellos y hoy han hablado. No la quieren. No le han pedido ni a ella ni a su corte de adláteres que represente esta causa y este 16 de noviembre ha quedado claramente demostrado. No esperamos que se eche a un lado porque busca el premio gordo de vivir de la política, pero no pretende representar al sector de la construcción u otros, persigue su escalada individual a costa del dolor ajeno. El daño es irreparable, de más de tres mil personas a doscientas gracias a la ambición política de un pseudo partido que solo busca pescar en aguas empantanadas al poner por delante a criaturas que sufren”.

Fuente: EXTRAConfidencial.com

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Ya es hora de dejar de hacer lo conveniente para empezar a hacer lo correcto

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