Peligro: Los hombres podrán librarse de la ley de violencia de género si renuncian a su masculinidad

El próximo 12 de mayo se cumplirá un año de la publicación en el Boletín de las Cortes Generales de la proposición de ley presentada por Podemos para imponer en todo el territorio español la ideología de género, limitada en contenido y extensión, por ahora, a unas cuantas autonomías. Ningún ciudadano se librará de la obligación de aprenderla y de pensar y actuar conforme a ella y, por si nos resistimos, todos los organismos públicos, desde la Policía y la Universidad hasta la concejalía de fiestas del último municipio deberán propagarla y denunciar a los disidentes ante una Agencia Estatal encargada de matarlos civilmente a multas, cierres de negocio y destrucción de libros y documentos.

Todo en esta aspirante a ley es lo contrario de lo que dice ser es. No defiende a ninguna persona, sino que manipula a un grupo al que marca groseramente como “LGTBI” para marginar a la mayoría heterosexual. Prueba de ello es que prohíbe a un transexual iniciar terapias de reversión, es decir: si un hombre decide iniciar un tratamiento hormonal para feminizarse, se convierte en una persona transexual y en consecuencia protegida por la ley hasta el punto de que se la declara, por solo ese hecho, “en riesgo de exclusión social” (artículo 49.1). Pero si esta misma persona quiere un tratamiento para recuperar sus rasgos masculinos, su voluntad no será tenida en cuenta y el terapeuta recibirá un castigo. Llama visibilidad a la propaganda, diversidad al acoso y represión de la mayoría y cuando reclama igualdad real y efectiva no hace más que exigir poder, subvenciones y pesebres para los vividores del lobby LGTBI, que se arrogan el derecho de hablar por todas las personas por ellos etiquetadas, muchas de las cuales no comparten, ni de lejos, la barbarie de la ideología de género.

Declaran estos ideócratas que el hombre y la mujer no existen y que lo que llamamos así no son más que convenciones sociales impuestas por la tiranía heteronormativa, vigente por lo menos desde el Paleolítico, que asigna unos “roles de género” a unas determinadas características biológicas. Uno es lo que quiera, sienta o declare en cada momento; Ud., lector, cree que tiene dos niños y una niña, pero los está manipulando porque pueden ser dos niñas y un niño, o poseer identidades que no encajan en ese dualismo arcaico: pueden ser transgénero, transexuales, queers, gender queers, agénero u otros no catalogados todavía. El género es una categoría que puede estar en constante evolución, dicen; el “binarismo de género” (o sea, lo masculino y lo femenino) es una falsedad. Y Ud. deberá acudir a cursos y  renunciar a su patria potestad a favor del lobby, que ese sí que sabe lo que sus hijos tienen que ser y cómo deben pensar.

Que el primero y principal objetivo de la ley es la persecución de los heterosexuales se revela en la chusca invención de la propuesta para liberar a los varones de la aplicación de la ley de violencia de género. Dice su artículo 31.3 que cuando “!a legalidad aplicable sea diferenciada en función del género, su determinación se realizará en base a la identidad de género sentida, por ejemplo, en materia de violencia machista, aun cuando no se haya realizado el proceso de rectificación de la mención de sexo ante el Registro Civil.” De manera que si un hombre es denunciado por violencia machista, solo tiene que alegar, cuando declare ante la Policía o el Juez, que se siente mujer, que es una persona transgénero, una fémina en cuerpo masculino, y añadir, por ejemplo, que el sufrimiento que padece por tantos siglos y milenios de opresión heteropatriarcal la han convertido en agresora de su compañera. Entonces sí, se le aplicará la presunción de inocencia y se le juzgará por los hechos que haya podido cometer como si fuera una mujer. No tiene que operarse ni hormonarse y da igual lo que ponga en su DNI. No se ría Ud., lector. Todo lo que se le pide al denunciado es que reniegue de su condición de hombre heterosexual.

Algunos de entre los pocos que se han molestado en leer la propuesta han apuntado que podría tratarse de un error. No lo parece. Este cuerpo extraño que quieren inocular en nuestro sistema legal, esta mina antipersona, porque es la idea misma de persona lo que quieren destruir, no puede ser analizada según reglas jurídicas tradicionales, en las que no encaja, sino a la luz, más bien sombra, del escombro ideológico del que procede, en primer lugar, el feminismo más misándrico y exterminacionista, el del manifiesto SCUM, que no hay que tomarse a risa: el hombre es un ser a extinguir.

Que la ideología de género odia al hombre es un hecho confesado por ella; no es fácil determinar, en cambio, si ese odio es igual o mayor del que profesa a las mujeres, a las que ni siquiera reconoce existencia real. Lo que menos le preocupa es la violencia que ellas o las “personas LGTBI” puedan sufrir; lo estamos viendo con el silencio de los medios cuando los agresores no cumplen con el perfil requerido porque son extranjeros o “antifas”. Por el contrario, nada puede servir mejor a sus fines que lograr que la violencia aumente. Para los creadores del engendro, los amos de quienes se sientan en los escaños del Parlamento, somos moscas encerradas en un vaso: ahora te quito la presunción de inocencia, ahora te la pongo;  ahora te monto una manifestación, ahora ordeno silencio a todo el mundo.

Mientras tanto, la mayoría de los españoles, así como sus madres, mujeres, novias, hijas, hermanas, compañeras o amigas siguen sin tener ni idea de lo que se nos viene encima. Los medios no hablan de esta ley que es, junto con la de memoria histórica, la que más va a afectarnos en los próximos años si llega a aprobarse con los votos o la cobarde abstención de todos los partidos con representación parlamentaria, pues no hay ahora mismo ninguno que se oponga a ellas. Es engañoso creer que la “memoria histórica” vaya a detenerse en el periodo franquista; se extenderá hasta el Paleolítico y más allá porque la ideología de género no se sostiene sin la mentira de la eterna opresión de la mujer por el hombre.

Dicen que se han presentado muchas enmiendas a la ley del género, pero ni la tele ni los periódicos explican en qué consisten y qué es lo que quieren corregir. Tampoco han informado sobre las conclusiones de los letrados del Congreso, que han hallado en la propuesta decenas de artículos contrarios a la Constitución y las leyes. Tienen sus buenas razones para callar porque si la opinión pública la entendiera, el rechazo sería completo y la oposición total. Todo lo bueno que se le pueda encontrar ya está declarado por la Constitución y otras leyes que reconocen derechos a las personas, a todas, con independencia de su sexo y de cualquier otra circunstancia o condición.

Rambla Libre ha publicado un informe sobre la conexión entre los intentos de manipular a la administración de justicia española en el “caso La Manada” y las organizaciones al servicio del globalismo, las mismas que promueven la ideología de género y amenazan la seguridad del Estado. Es hora de considerar estas leyes como lo que son, armas de guerra para desestabilizar España, y desmoralizar a su población, crear odio y discordia entre hombres y mujeres, destruir la salud física y mental de los niños y adolescentes, arrasar lo que queda del Estado de derecho y hundir en el caos instituciones muy debilitadas pero que todavía resisten, como el sistema judicial y la familia.

Investigue, lector, busque, averigüe;  no se quede con lo que dan las teles, las radios y la prensa del sistema, que cuando no es nada, es propaganda. Juzgue Ud. mismo y decida a quién va a entregar el poder la próxima vez que vote.

Fuente: Rambla Libre

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Ya es hora de dejar de hacer lo conveniente para empezar a hacer lo correcto

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